En una escuela primaria de Bruselas, la empatía se enseña a los estudiantes. Aprenden a identificar sus emociones y a escuchar las necesidades de los demás.
La empatía es un enfoque abierto que consiste en comprender las necesidades del otro tratando de ponerse en su lugar. Este enfoque, que no es fácil de adoptar para los adultos, está en el centro de la enseñanza de una escuela primaria en Bruselas, Bélgica.
Los pequeños estudiantes aprenden a escuchar a otros compañeros de clase y tratan de entender cómo se sienten. Tan pronto como llegan a clase, se invita a los niños a saludar a la maestra expresando sus emociones con una pista: un abrazo, un gesto con la cabeza, un paso de baile o un apretón de manos.
Para comunicarse con el grupo sobre sus sentimientos en ese momento, todos están invitados a elegir una tarjeta para expresar sus emociones y otra para compartir sus necesidades.
Cada una de estas tarjetas, explicadas paralelamente por escrito o mediante un dibujo, transmite un mensaje que facilita la comunicación y la cohesión del grupo. «El mapa del miedo y el mapa de la necesidad de seguridad permitieron detectar los casos de acoso muy pronto», explica Esma Sba, la profesora que inició este taller sobre empatía, entrevistada por RTL Bélgica.
La enseñanza obligatoria en Dinamarca
Este taller sigue siendo un proyecto experimental que aún debe generalizarse en las escuelas belgas. En Dinamarca, por otro lado, la empatía ya no es un secreto para los jóvenes daneses que la cultivan desde la escuela.
El país escandinavo es el único en el mundo que proporciona empatía como educación obligatoria en las escuelas. Los estudiantes de 6 a 16 años reciben una hora de clases de empatía por semana. Una forma original de valorar la inteligencia relacional y vivirla juntos de la misma manera que aprender a deletrear o leer.