Cuando usted está obsesionado con un defecto físico y este complejo se vuelve tan grande que le impide vivir normalmente, puede ser una señal de que está sufriendo de dismorfofobia. ¿Qué hay detrás, cómo tratarlo? Estamos haciendo balance con el psiquiatra Laurent Karila.
Dismorfobia y dismorfia corporal
Tanto la dismorfofobia (miedo al trastorno dismórfico corporal) como el trastorno dismórfico corporal son trastornos psiquiátricos que implican un defecto físico. Pero las dos nociones de dismorfofobia y dismorfia deben disociarse. En el caso de la dismorfofobia, este defecto físico se refiere al miedo. La persona que lo padece teme tener una nariz demasiado grande o una cara deformada, por ejemplo.
Por otro lado, en el caso de la dismorfia corporal, el paciente no tiene miedo de este defecto físico porque está convencido de que existe y que es una realidad. «Lo que define el trastorno dismórfico corporal es la naturaleza obsesiva del defecto físico», dice el Dr. Laurent Karila.
Un defecto físico imaginario o exagerado
Esta insatisfacción, relacionada o no con una imperfección física real, puede afectar a cualquier parte del cuerpo, a la cara (ojos, nariz, manos, etc.). El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, un trabajo de referencia de la Sociedad Psiquiátrica Americana, establece que para calificar como un trastorno dismórfico corporal, una parte del cuerpo debe ser depreciada y juzgada excesivamente.
La preocupación por este «defecto» es desproporcionada. Hasta el punto de causar disgusto, por ejemplo. El sufrimiento significativo resultante altera la vida en sociedad (amor, amistad, familia, trabajo).
Una obsesión que te hace alejarte
Las personas que sufren de dismorfia corporal están demasiado concentradas en el área de su cuerpo que odian. A tal punto que adoptan comportamientos «anormales» para controlar y corregir este defecto: tomar fotografías de esta zona para ver cómo evoluciona; trastornos alimentarios; dietas sucesivas o tomar medicamentos para adelgazar; múltiples operaciones de cirugía plástica.
Estas actitudes no resolverán nada del problema que es psicológico. Es por ello que en el caso de la cirugía estética, la Dra. Karila enfatiza la importancia de evaluar el estado psicológico del candidato para asegurar que no sufra de dismorfia corporal.
Un síntoma de una patología más grave
A veces este trastorno dismórfico es la punta del iceberg y puede referirse a una patología más grave. «Puede ser un síntoma de una enfermedad psiquiátrica como la anorexia nerviosa o la esquizofrenia», dice el experto.
TCC para tratarla
Se recomienda la terapia cognitivo-conductual (TCC) para tratar los trastornos dismórficos del cuerpo. Al igual que con la depresión, el psiquiatra o psicólogo trabaja en las distorsiones cognitivas, es decir, en los patrones de pensamiento distorsionados que inducen comportamientos tóxicos en el paciente.