La algodistrofia es una enfermedad incapacitante que afecta con mayor frecuencia a la mano o al pie y se caracteriza (entre otras cosas) por un dolor intenso y permanente. Explicaciones.
La algodistrofia es una enfermedad incapacitante que afecta a entre 5 y 25 personas por cada 100.000 en todo el mundo, principalmente mujeres, según La lettre du rhumatologue. También conocido como Síndrome Complejo Doloroso Regional (SCR), está parcialmente relacionado con una disfunción del sistema nervioso.
Particularmente caracterizada por un dolor intenso y permanente en la extremidad de una extremidad, la algodistrofia afecta con mayor frecuencia el área de la mano-muñeca (en el 60% de los casos), pero también puede afectar el área del tobillo-pie.
Algodistrofia: ¿cuáles son los síntomas?
En griego antiguo, «algos» significa «dolor»: la algodistrofia se caracteriza por un dolor continuo e intenso en la zona en cuestión, sobre todo en la mano, la muñeca, el pie o el tobillo.
En 1994, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) propuso criterios para el diagnóstico de la algodistrofia. Nos encontramos allí:
- Trastornos sensibles: la persona que padece algodistrofia siente un fuerte dolor a la mínima estimulación de la zona afectada (un toque, un ligero movimiento, una ligera sensación de calor o frío….).
- Trastornos vasomotores: la persona que padece algodistrofia puede ver que la zona afectada cambia de color y/o textura (la piel se torna morada, muy seca, muy dura o muy fina) y también puede sufrir cambios de temperatura locales (la zona es a veces muy fría o muy caliente).
- Trastornos sudomotores: la persona que padece algodistrofia puede presentar edema en la zona afectada, así como trastornos de la sudoración (la zona afectada suda mucho o, por el contrario, muy poco).
- Trastornos motores: la persona que sufre de algodistrofia a menudo tiene rigidez y/o temblores en la zona afectada, que se siente «débil». También se pueden observar anomalías capilares.
Algodistrofia: causas y factores de riesgo
Hay dos factores principales que pueden desencadenar la algodistrofia: el traumatismo (fractura de muñeca, luxación, esguince…) o la cirugía (cirugía del túnel carpiano, cirugía del hallux valgo, cirugía ortopédica…). Así, los expertos estiman que el riesgo de algodistrofia en la mano es de alrededor del 3% después de la cirugía del síndrome del túnel carpiano.
La enfermedad también puede estar relacionada con trastornos neurológicos, viscerales, circulatorios o infecciosos: hay algodistrofias relacionadas con el uso de ciertos fármacos o con el embarazo. Se debaten los factores de riesgo psicológico. Sin embargo, la algodistrofia sigue siendo una patología misteriosa ya que, en el 20% de los casos, no se identifica ninguna causa.
Algodistrofia: ¿cómo se diagnostica?
En la mayoría de los casos, la observación de los síntomas es suficiente para diagnosticar la algodistrofia.
Sin embargo, se pueden realizar dos exámenes adicionales: una radiografía del área dolorida mostrará la desmineralización ósea en la persona que sufre de algodistrofia (denominada «osteoporosis localizada»), mientras que una imagen escintigráfica mostrará un exceso de vascularización en el sitio doloroso.
Algodistrofia: ¿qué tratamientos?
La algodistrofia generalmente tiene un tiempo de progresión de entre 6 y 24 meses, según los especialistas, la curación es más larga cuando la patología afecta a las extremidades inferiores (La lettre du rhumatologue).
Durante este tiempo, la enfermedad pasa por 3 fases distintas: una fase caliente (que es inflamatoria y muy dolorosa, a menudo con edema, hiperudación y/o sensación de calor), una fase fría (la piel es fría y cianótica, y aparecen trastornos motores) y una fase atrófica (menos dolorosa, pero caracterizada por «rigidez»).
Durante la fase caliente, el tratamiento se limita a menudo a analgésicos y corticosteroides para reducir el dolor y la reacción inflamatoria: en casos excepcionales, también se pueden prescribir opiáceos. En el lado mecánico, sólo son posibles los ejercicios posturales y los baños escoceses (alternancia frío/calor).
Durante la fase fría, la rehabilitación (idealmente: estiramientos suaves, realizados 3 veces a la semana en colaboración con un fisioterapeuta) es lo más importante: en la medicina complementaria, se recomienda la osteopatía.
La atención psicológica también es esencial: la aparición de ansiedad y/o síndrome depresivo puede requerir la intervención de un psicólogo o psiquiatra.