La piel del rostro es muy sensible a nuestra forma de vida y a las agresiones externas como la contaminación. Compuesto por tres capas sucesivas, la epidermis, la dermis y la hipodermis, requiere hidratación y cuidados diarios para mantenerse sano y retrasar su proceso de envejecimiento.
La belleza de la cara es mucho más vulnerable que en cualquier otra parte del cuerpo. Está más expuesto al sol o al cambio climático en general. La piel también es más delgada, de unos 1,2 milímetros de grosor, frente a los 4 milímetros de otras partes del cuerpo.
Su finura lo hace más propenso a la agresión y por lo tanto puede ser más fácilmente marcado, ya sea en términos de arrugas, enrojecimiento o simplemente ojeras.
Muchos factores aceleran el envejecimiento prematuro de la piel a diario y, por lo tanto, alteran la belleza del rostro. Los efectos nocivos del sol se tienen cada vez más en cuenta, en particular los de los rayos UV, ya que debilitan la piel e impiden la producción de tejido elástico.
El estrés y el tabaquismo también son grandes enemigos de la piel. Mientras que el primero promueve la producción de radicales libres, el segundo elimina el ácido hialurónico que se encuentra en la dermis.
La contaminación tiende a asfixiar la piel, mientras que la deshidratación promueve la aparición de arrugas. También es importante adoptar un estilo de vida saludable para mantener una piel hermosa.